Pero estamos ilusionados, estamos totalmente contagiados por nuevas convicciones. Sí se puede está compuesto por personas que creen en los cambios, por personas que aman el territorio, que aman sus ciudades, sus pueblos y sus barrios, personas que no aspiran al poder sino al cambio social.
Este es el principio inherente para el trabajo, el amor por las tres piedras, por los cientos de callados, por los millones de granos de arena, por las matitas secas de las montañas, el amor por las coladas de lava en las que nos asentamos, por las casas viejas de ventanas altas. Esta pasión por la tierra a la que pertenecemos se traspasa a las personas, a los que habitamos los suelos, a los que queremos vivir con dignidad, construyendo sin obviar a nuestros vecinos los árboles, sin olvidar nuestras plazas chicas, nuestras huertitas, nuestras avenidas…
Queremos atender todas las dimensiones de la sociedad para tener presente, para no olvidar el pasado y para crear un ilusionante futuro. Sí se puede progresar sin olvidarnos de la igualdad real, Sí se puede avanzar sin destruir el territorio, Sí se puede prosperar atendiendo las distintas necesidades humanas, Sí se puede coger naranjas en la mar, lapas en la tierra, frutos en los tejados.