Zammat. Paco Déniz

Pocas cosas se han escrito de la estancia de los canarios en el Sáhara; es como si nunca hubiéramos estado allí. De hecho, cuando se habla de emigración canaria olvidamos nuestro propio continente: el africano.

Recientemente se presentó un libro, muy descriptivo y recomendable, de algunas encuestas realizadas a la gente isleña que vivió en el Sáhara (Andreu, B; «El dorado bajo el sol. Canarios en el antiguo Sáhara español». Mercurio Editorial). Va siendo hora de que la juventud investigadora de las universidades canarias dedique algunas tesis doctorales a esta relación precolonial, colonial y postcolonial que hemos mantenido con los saharauis.

En todo el Sáhara se conocía a los canarios como zammat, que en hassanía literalmente quiere decir amasador, o el que amasa. Según los nativos de allí, los canarios amasábamos, comíamos o estábamos alrededor del gofio, y era tan recurrente este hecho diferencial que nos valió ese sobrenombre. Incluso, los saharauis del sur comentan, medio en broma, que los Ulad Delim (tribu guerrera que mayoritariamente poblaba y puebla esa zona) accedieron a comercializar y a negociar paz gracias al intercambio de gofio que, por cierto, todavía consumen en abundancia. De hecho, los saharauis del norte dicen que todos los del sur son unos zammata. Por todo el país, pero especialmente en Río de Oro, Dajla, Bir Nzaran, Ausserd, Tischla, La Güera, era y es habitual compartir una escudilla de leche y gofio rebajada con agua, que los saharauis llaman Zrig. De hecho, los del norte, vacilando, dicen que los del sur son todos unos zammata (moros gofiados).

Los canarios trabajamos muy duro y vivimos con honradez todo lo dignamente que pudimos en los 50, 60 (que allí también fueron maravillosos) hasta mediados de los 70. La estratificación social nos colocaba en los penúltimos por la cola, por debajo de todos los peninsulares, militares y funcionarios, y solo por encima, aunque muy a faz de los saharauis. Una estratificación que iba por barrios, por eso, en Villa Cisneros, del mercado hacia arriba vivían todos los peninsulares, y del mercado hacia abajo, vivían saharianos y canarios en una más que deseable y añorada convivencia (ob. citada p.136). Allí, en un cafetín se acercó un señor y preguntó: ¿Hada menhú? (él quién es), y le respondí: Ana zammat (yo soy un amasador de gofio), y el hombre se iluminó y me abrazó como si abrazara una historia entrañable que añora. Es fácil concluir, pues, que todos somos zammat, y no solo por producir y consumir gofio con arte y esmero, sino por otorgar valor a una forma de vida plácida y cálida que algunos antiguos apreciamos, aunque a otros les parezca austera.

2 Comentarios
  1. Paco Suárez Carballo dice

    Canarios gofiaos también del Zoco para arriba. En los barracones de la Termac vivíamos unas cuantas familias. Y un grupo importante de trabajadores conejeros sin familia allí que pasaban los ratos libres jugando a las bolas canarias, con bolas de madera hechas por ellos. Buenos tiempos.

  2. Zahra Ramdán Ahmed dice

    Comparto totalmente su afirmación ya que se ha escrito muy poco sobre la emigración Canaria a su vecino y hermano territorio del Sáhara Occidental. Personalmente me acuerdo perfectamente que todos mis vecinos en mi ciudad natal, El-Aaiún, eran canarios

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