Presentación del libro de nuestro compañero Ramón Alemán
En el acto, que tendrá lugar a las 18:00 horas en la sala de Ámbito Cultural de El Corte Inglés de Tenerife, participará el prologuista de esta edición, Alberto Gómez Font, coordinador general de la Fundación del Español Urgente (Fundéu).
Ramón Alemán (1966) comenzó a corregir textos ajenos empujado por el mismo azar que le llevó a juntar letras. Su bautizo periodístico tuvo lugar en la extinta Gaceta de Canarias, allá por los noventa. En aquella “caótica redacción”, donde cada día podían asignarle una sección diferente, un día le tocó el Cierre: “Me gustó tanto que seguí haciéndolo todos los fines de semana. Trabajar de noche, con la redacción casi vacía y el director ya en su casa, sin jefes, tenía un encanto especial”. Aunque admite que su manía por los diccionarios venía de antes: “Se juntó el hambre con las ganas de comer”.
A aquella experiencia, simultaneada con tareas de redacción, también en Diario de Avisos y Metrópoli, le siguieron diez años como responsable del corrección y cierre en La Opinión de Tenerife. En 2010 abandonó los medios y decidió seguir especializándose en la corrección. “Hice varios cursos en Calamos&Cran, en Madrid, donde me domesticaron, porque antes era un corrector salvaje”. En la actualidad presta sus servicios a través de la empresa Contextos, al tiempo que aclara dudas en su blog.
Entre comas y cursivas.
Después de décadas concentrado en la oportunidad de una coma o una cursiva, tiene claro que en esto de la lengua mandan los hablantes. “Ni lo que dice la RAE va a misa. Más de una vez han tenido que retirar normas porque nadie las usa. Al final, el español no es más que el latín mal hablado.”
Con un panorama así, escribir sobre los usos correctos debe dar cierto pánico. “Dedico dos días a documentarme, una tarde a escribir las 500 ó 600 palabras que forman cada artículo, y otros dos días a corregirlo. Me empeño en que sea coherente, pero también entretenido y, sobre todo, en que resuelva la duda. En la búsqueda de la perfección, imagino que otro corrector lo está leyendo. Así todo, siempre hay un momento en que hay que parar”.
Entre sus fuentes, la RAE -“aunque sus decisiones sean más que discutibles”-, sus diccionarios de la lengua española y el panhispánico, además de su última ortografía, la de 2010. Los diccionarios de Manuel Seco, imprescindibles, el de dudas y dificultades, también el fraseológico. Entre sus oráculos, la Ortografía y ortotipografía del español actual de José Martínez de Sousa.
Lavadora de textos, que también resuelve dudas en facebook y twiter, centrifuga normas y excepciones hasta aclarar si el guión pierde la tilde, lo solo que se queda sin ella el adverbio, si Quino hizo bien tildando el acabóse de Mafalda o lo poco culto que resulta plagiar citas literarias nunca escritas. Y Ramón lo hace de forma ligera, sin pedanterías, transmitiendo al lector que esto es para él, sobre todo, un divertimento.
Fuente: diversiadigital
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