Sí se puede celebra la conclusión del proceso para rendir honores a Domingo López Torres

La organización ecosocialista destgaca que al Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife le ha costado seis años y nueve meses tramitar el expediente

Sí se puede celebra la conclusión del proceso para rendir honores y distinciones a Domingo López Torres tras la aprobación de una resolución al efecto por parte del pleno celebrado este 30 de noviembre, por la que se acordó dar su nombre a la plaza existente entre la calle Ganivet y la calle Juan Ramón Jiménez, en el barrio de Los Gladiolos.

La organización ecosocialista destaca que al Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife le ha costado seis años y nueve meses tramitar el expediente, después de que Sí se puede llevó al pleno de la corporación una moción con este objetivo el 24 de febrero de 2012, con motivo del 75 aniversario de su asesinato por parte del fascismo durante la Guerra Civil.

La moción fue aprobada unánimemente, sin embargo la apertura del expediente “ha sido un proceso muy dilatado en el tiempo, en el que se ha hecho duro para Sí se puede comprobar el desinterés de los distintos gobiernos municipales en cumplir el acuerdo plenario”, asegura la concejala ecosocialista Yaiza Afonso, que finalmente fue designada como instructora del expediente en diciembre de 2017.

A lo largo de esos años, Sí se puede tuvo que desarrollar distintas actuaciones para tratar de conseguir que los distintos gobiernos del alcalde Bermúdez se decidieran a ejecutar el acuerdo plenario, sobre el que tanto PSOE como PP dieron señales de haberse arrepentido de apoyar. Solicitudes de información, peticiones ante la Junta de Portavoces, solicitudes de comparecencia y preguntas ante la Comisión de Control y preguntas al pleno han sido las distintas actuaciones que ha tenido que poner en marcha Sí se puede desde que se aprobara la moción hasta que finalmente fuera designada la concejala Yaiza Afonso como instructora.

Intelectual y político

Domingo López Torres, nacido el 15 de mayo de 1907 en Santa Cruz, es, a entender de muchos estudiosos, el más joven de los poetas de la generación del 27 y uno de los más altos exponentes del surrealismo en el Estado español. Totalmente comprometido con las poéticas de las vanguardias, en él se funde el artista polifacético con el del intelectual estrechamente vinculado con las causas de la justicia social y de la libertad.

Militante del PSOE, fue síndico y concejal del Ayuntamiento capitalino durante la II República. A pesar de su corta vida truncada por la violencia política desatada por el fascismo durante la Guerra Civil, desplegó una intensísima labor intelectual, participando activamente en el movimiento surrealista, el periodo cultural más fecundo que haya disfrutado Santa Cruz de Tenerife, y que permitió integrar a nuestra Isla en las vanguardias artísticas de la época.

Preso en Fyffes, fue trasladado desde el depósito de presos hasta la bahía del puerto de Santa Cruz de Tenerife en una de las prisiones flotantes con las que operaban las fuerzas golpistas sublevadas contra la II República, donde el 1 de febrero fue arrojado al mar enfundado en un saco junto a otros prisioneros.

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