No querían que renunciara, lo querían muerto. Domingo Garí
Esa frase es de Curt Weldon, excongresista norteamericano que había estado negociando por un tiempo con Gadafi. En una entrevista con Tucker Carlson el 14 de abril de 2025, dijo: “Nosotros [EE. UU./Reino Unido] fuimos los que causamos la muerte de Gadafi”. En la última conversación que tuvo con el líder libio en 2011, también participó un miembro del equipo de Biden y otro de Bush. Según el congresista, tras el comienzo del bombardeo de la OTAN, Gadafi le dio una carta en la que aceptaba su renuncia. Pero los norteamericanos no tomaron en consideración la propuesta. “Lo querían muerto”. Weldon afirma que la secretaria de Estado, Hilary Clinton, estaba al tanto del operativo.
Gadafi era un líder impredecible y bastante incómodo para los estándares diplomáticos occidentales. Buscó a lo largo de su vida la unidad del mundo árabe y la unidad de los países africanos. Fue un enemigo firme contra las políticas de Israel en Palestina y, en repetidas ocasiones, denunció en la ONU que los planes del sionismo consistían en expulsar completamente a los palestinos de sus tierras, además de mantener a Oriente Medio en estado de jaque permanente. El asesinato de 2011 se enmarcó en la política general de desestabilización del mundo árabe que comenzó el gobierno de Bush y que continuó Obama.
Una vez que Egipto había sido neutralizado tras los acuerdos de Camp David de 1978, los norteamericanos necesitaban derrumbar los últimos escollos para dar una ventaja estratégica definitiva a Israel, y para eso era necesario acabar con Gadafi, Bashar El Assad, Sadam Hussein y liquidar a la república de los ayatolás. El trabajo está casi finiquitado, dado que de aquellos potenciales contrapesos para la hegemonía total de Israel solo queda en pie Irán. Veremos por cuánto tiempo.
Una vez desaparecido Nasser en 1970, y neutralizada la posición de los egipcios, sobre Gadafi se volcaban los deseos de aniquilamiento más que sobre ningún otro líder árabe. Desde que a comienzos de los años ochenta del siglo pasado Reagan se hizo con la presidencia de USA, sus planes para acabar con el líder libio fueron sonados.
En el mes de marzo de 1981, Reagan recibió un memorándum secreto de su secretario de Estado, el general y veterano de Vietnam Alexander Haig, en el que le dijo “Nuestro objetivo sería sacar a Gadafi del poder; nuestra contribución al esfuerzo común sería el apoyo material. La acción contra Gadafi desviaría la preocupación en la zona por la cuestión israelí, al tiempo que fortalecería a Sadat, los saudíes e Israel al mismo tiempo”.
En 1986 USA bombardeó Libia, pero el coronel se mantuvo en el poder durante un largo periodo de tiempo hasta que, finalmente, en 2011 el tándem demócrata Obama-Clinton, con el apoyo de Gran Bretaña y Francia, terminaron la tarea.
Tras la desaparición de Gadafi y el derrumbe del estado libio, la confrontación entre las facciones armadas llega hasta hoy. Libia se ha convertido en un estado fallido y sus bien surtidos arsenales de armas han sido saqueados y vendidos a los grupos yihadistas del sahel. Las guerras en el norte de Mali, Níger y Burkina Faso han desplazado a dos millones y medio de personas en busca de lugares seguros. Doscientos mil están refugiados en el este de Mauritania, muchos esperando el momento de salir definitivamente de África hacia Europa, si hace falta arriesgando su vida en un cayuco.