Reformar los tagorores. Pedro Fernández Arcila

Con esta medida se trataba de reforzar la participación de los ciudadanos y su capacidad para influir en el gobierno local, apostando, de esta manera, con la tendencia que cada vez estaba más presente en distintos documentos europeos, reflejada sobre todo en la agenda local 21, y en las experiencias fructíferas que venía de ciudades como Porto Alegre. Santa Cruz, a través de la creación de los denominados tagorores de distrito, fue una de las primeras grandes ciudades en crear estos órganos de participación ciudadana, sin embargo, su regulación abortó cualquier intento de avanzar en un auténtico proceso de participación popular sobre aquellos asuntos que afecten al distrito en cuestión. El principal problema que se detecta es que los miembros del Tagoror lo designan los partidos políticos que están presentes en el pleno y su composición reproduce la existente en el pleno del Ayuntamiento. Esta vinculación con los partidos políticos provoca que se desvirtúe de manera absoluta el debate, y que las propuestas que formulen la gran mayoría de sus miembros, traten más de evitar fricciones con la gestión del Ayuntamiento que de enriquecer el debate municipal con la visión vecinal. Vista la experiencia de estos ocho años sólo cabe que, para recuperar este espacio ciudadano, los tagorores deben conformarlo aquellas personas que hayan sido elegidos mediante elección directa por los electores del distrito. El segundo problema es el raquítico presupuesto que se le asigna, limitado en estos últimos años, al coste del personal que se encargan de las labores burocráticas. Es evidente que sin capacidad financiera que permita a los vecinos decidir sobre la obra o servicio que, de manera prioritaria, debe acometerse en su distrito, el Tagoror se transforma en un órgano con escasa funcionalidad democrática, que, añadido a la aludida vinculación con partidos políticos, lo convierte, dicho sin tapujos, en una burla que lleva al hartazgo. Nuestra propuesta es que, de manera paulatina, se incorporen cantidades significativas en cada distrito para, sin perder la unidad de gobierno y gestión del municipio, seamos directamente los vecinos quienes decidamos la ciudad que queremos.

Pedro Fernández Arcila es Concejal de Sí se puede en el Ayuntamiento de Santa Cruz

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