Declaración de Sí se puede en Tenerife sobre la extracción de petróleo en aguas del entorno de Canarias

1. La posibilidad de extraer petróleo en aguas cercanas al Archipiélago no es, en absoluto, una cuestión trivial. Por su impacto sobre el medio ambiente, la economía y la sociedad, tendría consecuencias trascendentales sobre el modelo y el estilo de desarrollo de nuestro País. Por tal motivo, la decisión sobre un asunto de tanta envergadura no se puede tomar de forma apresurada, siguiendo la lógica que marcan agentes externos a Canarias y a nuestro interés colectivo. Bien al contrario, tiene que ser el resultado de un debate informado, profundo y sosegado, contando con la participación de la sociedad, de todas las administraciones involucradas (comenzando por las de los Cabildos de las islas más próximas y directamente afectadas), y con la aportación desde la comunidad científica y técnica de datos rigurosos que ayuden a cualificar esta deliberación.
Por todo ello, la primera consideración que Sí se puede quiere trasladar a la ciudadanía es el rechazo al establecimiento de ridículos plazos y patéticos ultimátum que el Ministerio español dirigido por el Sr. Soria ha impuesto a la Comunidad Canaria para plantear sus puntos de vista sobre este asunto.
2. Manifestamos la preocupación por el impacto ambiental y ecológico que esta actividad supone, tanto en la fase previa de estudio y exploración de los fondos submarinos, como después, en las eventuales extracciones. Tales impactos están siendo ya expuestos de manera pormenorizada por las organizaciones de defensa ambiental, singularmente por Ben Magec – Ecologistas en Acción, quienes han advertido del peligro que suponen, desde un primer momento, los estudios sísmicos para determinar si existe crudo en el fondo marino, pues los niveles de intensidad sonora afectarán, entre otros, a los cetáceos que se concentran en esas aguas, y las convierten en unas de las de mayor riqueza del Planeta, digna de protección internacional.
3. Es obligado tomar en consideración, además, el impacto socioeconómico sobre el turismo, que es ya casi la única actividad que subsiste en las Islas Orientales y la que organiza el conjunto de sus economías. Lanzarote y Fuerteventura sumadas reciben una cifra de visitantes que supera de lejos los 3 millones (lo que representa más que el total de viajeros que acuden a muchos países del mundo que son destinos turísticos consolidados). Casi todos los núcleos turísticos más importantes de ambas islas, desde Costa Teguise a Jandía, pasando por Puerto del Carmen, Playa Blanca, Corralejo o Caleta de Fuste –entre otros– se ubican precisamente en la vertiente orientada hacia el este, la que mira a las eventuales plataformas petroleras. Sus playas y todo su litoral recibirían con gran probabilidad y de forma cotidiana, las consecuencias de las pequeñas y medianas fugas que se asocian de manera inevitable a esta actividad extractiva, debido tanto a la estela de las corrientes marinas impulsadas por el alisio (de componente noreste) como a la de los vientos de levante que soplan desde el Continente Africano, y que en conjunto cubren el 95 por ciento de los días del año. Por no hablar del riesgo de accidentes más graves, vinculados en nuestro caso a la posibilidad cierta, aunque no sea frecuente, de sismicidad asociada al volcanismo, o de
fenómenos meteorológicos extremos como fue el caso de la tormenta Delta. ¿Merece la pena comprometer la supervivencia de una actividad consolidada como el turismo, que ya obligó a transformar sobremanera nuestro territorio, por otra de futuro incierto y que no es probable que deje ningún efecto positivo para la economía y la sociedad canaria?
Por otra parte, existe el riesgo cierto, frente a posibles derrames de crudo, de afectar también a la pesca, al marisqueo y, sobre todo, de bloquear el abastecimiento del bien más elemental: el agua. Las Islas Orientales, incluida La Graciosa, dependen en su totalidad para el abastecimiento de la desalación de agua marina. Las principales desaladoras se ubican también, en su mayor parte, en la orilla oriental, en La Caleta del Sebo, Arrecife o Puerto Cabras, entre muchas otras.
4. Sopesar la conveniencia de extraer petróleo exige también evaluar cuestiones como las siguientes: ¿quiénes serán los agentes beneficiados por esta actividad económica?; ¿dónde generará un efecto de arrastre y de valor añadido?; ¿el tipo de empleos cualificados que requiere la extracción en alta mar se demandarán en el Archipiélago?; ¿se beneficiará la Comunidad Canaria del pago de impuestos por las rentas que genere, eventualmente, esta actividad? Se trata, en definitiva, de preguntas relevantes vinculadas a la soberanía de nuestro Archipiélago sobre la gestión de sus aguas y recursos naturales. Al respecto, lo que es seguro es que la mediana de las aguas entre Canarias y Marruecos no ha sido aún trazada; que Repsol es una empresa transnacional, que posee 4 refinerías en la Península Ibérica (lo que descarta que el el crudo se traslade para su refino a Santa Cruz de Tenerife); que el nuevo Gobierno de España y sus correligionarios políticos del Partido Popular en Canarias insisten, una y otra vez, que la competencia exclusiva en esta materia corresponde al Estado central, lo mismo que toda la fiscalidad asociada a la extracción petrolera. De nuevo se pone de manifiesto la grave dependencia y la incapacidad de intervención y decisión que lastra el desenvolvimiento político y económico de Canarias.
5. El mejor “petróleo” para nuestra tierra sabemos desde hace mucho dónde está localizado: en los vientos que circulan de forma casi permanente sobre nuestras islas, en el sol que baña nuestras laderas (sobre todo en las vertientes meridionales), en la energía potencial del mar que nos rodea y en las posibilidades –apenas exploradas aún, por falta de voluntad política– de la energía geotérmica que alberga nuestro subsuelo. Frente a estas enormes posibilidades de las energías limpias, libres y renovables, que harán posible construir un Archipiélago mucho menos dependiente del exterior, mucho más soberano y solidario frente al problema del calentamiento global, el gobierno del Partido Popular, por boca del Sr. Soria, anuncia a la vez que la reactivación de las extracciones petroleras, la eliminación de las primas al desarrollo de la energías renovables, así como su apoyo a recursos tan insostenibles como la energía nuclear, el carbón y las regasificadoras en Canarias. ¿Tendrá algo que ver al respecto la presencia en altos cargos del Gobierno de personas directamente vinculadas a las empresas del negocio de los combustibles fósiles?
Necesitamos emprender de forma urgente y decidida el proceso de transición energética, reconocido ya en todos los países más democráticos y avanzados, hacia la sostenibilidad y la soberanía energética de Canarias. Objetivo que los sucesivos Gobiernos de Canarias nunca han querido encarar como una de las prioridades políticas fundamentales, capaz de ahorrar muchos recursos, generar miles de empleos locales y construir una economía cada vez más sustentable.
6. Sí se puede, desde la absoluta independencia de nuestro proyecto político y social, expresa su apoyo a la digna posición institucional que mantienen los Cabildos Insulares de Lanzarote y Fuerteventura. De igual modo, nuestra organización apoyará y participará activamente en todas las acciones consensuadas que se puedan
emprender para exigir la defensa del medio ambiente, un modelo socioeconómico más sostenible y el respeto a nuestra capacidad colectiva de decidir.
7. La actividad extractiva de petróleo va asociada, en el mapa mundial de los recursos minerales más valiosos, a la inestabilidad política y al espectro de la guerra. Canarias, que aspira de forma mayoritaria a consolidarse como un territorio de paz y neutralidad activa, se colocaría en un riesgo innecesario, que puede conjurar perfectamente con un modelo energético autocentrado, basado en las energías renovables, y que puede exportar conocimiento y tecnología al respecto a los países vecinos del Continente Africano.
El petróleo, por otra parte, es un recurso fósil que la humanidad ha empleado en los últimos cien años de forma mayoritaria para quemarlo y producir electricidad o mover motores de automóviles y otras máquinas: tareas éstas para las que en Canarias existen alternativas claras (aunque exijan un esfuerzo colectivo) con un modelo centrado en las energías limpias antes mencionadas. Pero el petróleo es también la fuente de determinados materiales estratégicos, como algunos tipos de plásticos y resinas sintéticas, para las que no existe reemplazo sencillo en el presente. Si existe petróleo en aguas próximas a Canarias conviene considerar también la posibilidad de dejarlo quieto donde está, como una oportunidad para que futuras generaciones de personas en Canarias puedan decidir su eventual destino, en un contexto en el que, entre otras cosas, hayan progresado mucho más las condiciones técnicas de seguridad ambiental en la extracción de recursos submarinos.

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