José Luis Fumero, concejal de Sí se puede en Vilaflor, dijo que uno de los debates más importantes en estos momentos en el municipio del Sur de la isla radica en algo tan candente como la aprobación del Plan General de Ordenación Urbana (PGO), documento que sigue trayendo mucha polémica y que ha levantado grandes suspicacias. Por este motivo se celebrará un Pleno extraordinario el próximo 27 de enero a las siete de la tarde en el que nuevamente se debatirá sobre este polémico documento y las gestiones realizadas por el equipo de Gobierno.
Para el edil, el PGO adolece de importantes problemas, empezando por la cantidad de proyectos imposibles de realizar que están plasmados en el. Recuerda además que el alcalde aseguró en varias ocasiones que ese documento estaría aprobado en diciembre de 2014, cosa que evidentemente no se ha cumplido.
El nuevo PGO, según el portavoz ecosocialista, ha tenido un coste total superior a los 500.000 euros y mantiene múltiples irregularidades que ya fueron notificadas por la COTMAC, sin que se haya resuelto, lo que genera un grave problema de inseguridad jurídica a la ciudadanía del municipio.
Fumero entiende que la forma en la que el alcalde está afrontando este proceso es poco seria y que parece querer dejarle a la corporación que nacerá de las elecciones de mayo las acciones para poder tener un PGO adaptado a las necesidades reales de Vilaflor y además ajustado a la legalidad.
El portavoz municipal de Sí se puede recuerda que en el mismo Pleno se tratarán otras cuestiones, como la referida al incumplimiento de la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Canarias, por el que se obliga al derribo de los chalets de La Escalona, para los que “se lleva redactando un proyecto de derribo por parte del ayuntamiento desde hace dos años, algo realmente escandaloso”.
Desde su punto de vista, no hay ningún motivo para ser positivos con respecto al PGO de Vilaflor, de ahí que anuncie que se trata de una cuestión que al igual que en otros municipios tinerfeños será un problema que traerá mucha cola y contestación social.
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