¡Ánimo y gracias! Por Jose Luis Hernández

La retirada de Xavier Domenech supone un palo muy fuerte para quienes lo consideramos como referente de lo que de verdad debe ser la política, es decir la única forma de transformar y mejorar la realidad

La retirada de Xavier Domenech supone un palo muy fuerte para quienes lo consideramos como referente de lo que de verdad debe ser la política, es decir la única forma de transformar y mejorar la realidad sin que los poderosos nos impongan sus condiciones, algo vocacional y ocasional que debe ser tenido en la consideración de un servicio que se presta para que la sociedad no sea la jungla a la que aspiran las ideologías conservadoras, por desgracia las dominantes.

Para mí, que a otro nivel me considero un político muy identificado con Xavier, fue un día muy triste, porque un hombre bueno, formado, sensible, sencillo, dialogante,…, cansado de los sinsabores, las marrullerías y las celadas de la vieja política ( “no estamos entrenados para esta «selva» -las presiones, las difamaciones, las negociaciones hipócritas, el cinismo…-”) dijo “hasta aquí he llegado” y ha dado un paso adelante para seguir trabajando para transformar la sociedad, pero otra vez desde la trinchera de la enseñanza.

En octubre del año pasado, en el encuentro Fearless Cities, celebrado en Barcelona y que reunió a varios centenares de cargos públicos de ciudades de los cinco continentes, tuvimos la suerte de compartir unas horas con Xavi y comprobar en persona que todo lo que se dice de su bonhomía está justificado.

¡Ánimo, camarada y gracias por demostrarnos que una forma honesta y humana de hacer política es posible!

Reproduzco aquí algunas de las palabras de Ada Colau, relacionadas con sus impresiones tras esta renuncia y con las que también me identifico.

«Xavi es un gran ejemplo de lo que significa para la gente común pasar a hacer política institucional: no somos políticos profesionales, no estamos entrenados para esta «selva» (las presiones, las difamaciones, las negociaciones hipócritas, el cinismo…); No estamos aquí por ambición de poder, sólo por compromiso con la gente; tampoco estamos por dinero, de hecho tenemos un código ético que limita el salario a 2.200 € y el resto lo damos a proyectos sociales; y a nosotros se nos exige más que a ningún otro partido, precisamente porque hemos venido a acabar con la corrupción y dignificar la política. Y no nos quejamos, lo asumimos. Pero quizás nos pasamos al poner el listón demasiado alto a nuestra propia gente, a la gente común. Quizá no es muy sostenible que esperemos tanto de nuestras caras visibles«.

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