Desempolvar la movilidad. Pedro Fernández Arcila.

Por esta razón tengo que expresar públicamente mi agradecimiento por la actitud del alcalde de Santa Cruz de Tenerife, que nos ha ahorrado este ritual vacuo, indicando, con su silencio, que carece de una política de movilidad sostenible y prefiere, en este asunto, no engañar a sus conciudadanos.

Dejando de lado esta malévola gratitud, resulta realmente preocupante que la capital de nuestra isla no cuente con un plan de movilidad sostenible porque esto quiere decir que carecemos de: acciones que potencien el transporte público; soluciones que resuelvan la accesibilidad sostenible a edificios administrativos, centros hospitalarios o educativos, y proyectos de carriles bici o de las denominadas calles amigables. Esta ausencia provoca que nos alejemos de promover el uso racional del vehículo privado como elemento nuclear de una política municipal respetuosa con el medio ambiente. Desde luego no creo que sea necesario convencer a los miembros del equipo de gobierno de que reducir la presencia del coche en nuestra ciudad es colaborar en la lucha contra el calentamiento climático y aminorar el consumo de energía, la polución, el ruido y los atascos, además de liberar espacios urbanos para otros usos y, en definitiva, mejorar la calidad de vida en nuestra ciudad. Pero si aquello no es necesario, lo que sí parece indispensable es recordarle al alcalde que estamos en la cola de las ciudades europeas en esta materia y que esta asignatura sólo se supera situándola en el centro de la política local.
El Ayuntamiento tiene en sus archivos excelentes estudios que pueden ser el prólogo para adoptar acciones más decididas en este campo. Por ejemplo, el documento denominado Proyecto piloto: Sistema de Gestión de Aparcamientos en Santa Cruz de Tenerife, elaborado por técnicos de la Gerencia de Urbanismo y de la Sociedad de Desarrollo. Es un trabajo que ofrece datos de enorme interés para diseñar una política en materia de aparcamientos públicos, cuestión primordial si queremos reducir el uso del vehículo privado.

Otro documento que se encuentra en las estanterías municipales es el Estudio de movilidad eco. Un magnífico trabajo que analiza las posibilidades de implantación de carriles bici en el área metropolitana y donde el elemento más relevante quizás sea que fue promovido por empresas que, siguiendo el ejemplo de Barcelona, mostraron su interés en invertir en un sistema de alquiler de bicicletas, lo que es buena muestra de que la movilidad sostenible crea riqueza local y empleo.

Contamos además con un estudio que nos ahorra la árida tarea de elaborar los datos precisos para no errar en las decisiones que se adopten. El Análisis de la demanda de movilidad del Avance del Plan Especial de Ordenación del Transporte de Tenerife nos sugiere la importancia que tienen las medidas de sensibilización cuando comprobamos que miles de jóvenes utilizan a diario el vehículo privado para ir a la Universidad, y también nos reafirma que este problema no lo puede asumir sólo el ayuntamiento capitalino, pues buena parte de los cientos de miles de vehículos privados que circulan diariamente por Santa Cruz proceden de otros municipios.

El grupo de gobierno sólo tiene que desempolvar esos y otros documentos, estudiarlos y tener la voluntad de promover medidas que resuelvan los nuevos desafíos urbanos.

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