El bostezo de un sueño. Julio Concepción.

Para un empresario no hay nada más hermoso que la gente tenga sueños e ilusiones, y más en fechas navideñas. Los sueños nos movilizan, nos hacen caminar en una dirección, incentiva el consumo, hacen que las personas gasten dinero por conseguir lo soñado. No hay mayor dinamizador de la economía que un sueño, por eso los empresarios valoran y miman a los soñadores. Mientras soñamos alguien se forra económicamente con tú sueño. Los alcaldes del Sur saben hace tiempo lo qué soñamos y por eso ya ni nos preguntan. Muchos alcaldes, llevan muchos años sabiendo por qué soñamos, y ya ni cuentan los días. El alcalde de Arona José Alberto González Reverón de Coalición Canaria lleva  más de 16 años en el poder político  y sabe que  nuestro sueño estuvo a punto de ser acariciado en  fechas de 2002, 2004 y 2005 pero no fue posible. Era necesario seguir soñando para que alguien continuase forrándose con nuestro sueño. Los sueños tienen inconvenientes; un sueño agonizado en el tiempo deja de ser un sueño y pasa a ser una pesadilla. Hemos pasado tanto tiempo soñando como para que el Hospital del Sur se haya convertido en una gran pesadilla para toda la población. Esta  pesadilla colectiva ha hecho amasar buena fortuna económica a lobbies sanitarios y ha ayudado a financiar buenas campañas electorales. ¿Quién sueña con que continúe esta pesadilla?. Sólo una mujer valiente fue capaz en el encuentro de alzar su voz, María Rosales presidenta del Centro de Iniciativas Turísticas del Sur. Ella que ha vivido en carne propia la necesidad de la atención sanitaria ante una grave enfermad, lanzó sus palabras como dientes de león : Mientras la sanidad este concertada con clínicas privadas y el señor Cobiella siga en el Sur de Tenerife nunca tendremos Hospital”. Su propuesta era clara y paradójica; cerrada la sanidad privada se abriría la puerta a la pública. Había llegado el tiempo que nuestro sueño olvidado pasará a ser su pesadilla. Ante los primeros aplausos y gritos de M A N I F E S T A C I O N; el alcalde empezó a bostezar.

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