Una oportunidad de cambio en La Laguna. Rubens Ascanio

El resultado de las últimas elecciones locales en nuestro municipio generó en muchas personas la esperanza de que, tras un cuarto de siglo de hegemonía, era posible mandar a Coalición Canaria a la oposición mediante una mayoría de progreso conformada por la suma de los seis ediles de Unid@s se puede, los cinco del PSOE y los tres de Por Tenerife.

Son esos catorce votos los necesarios para contar con un Gobierno estable y coherente, una mayoría de Gobierno que se empezó a dibujar con acuerdos asamblearios favorables y unos documentos de mínimos que no hablaban de repartir sillones, que se centraban en lo sustancial, en esclarecer el origen de los 105 millones de la deuda municipal lagunera, avanzar en la participación ciudadana, recortar el gasto político, rescatar a una ciudadanía golpeada por la crisis…en definitiva recuperar la ilusión en la política como algo construido por y para la gente.

No duró mucho ese proceso cuando Coalición Canaria marcó la línea roja en sus acuerdos con el PSOE para mantener el poder en La Laguna al precio que fuera. Fernando Clavijo y Ana Oramas, dos pesos pesados de esa organización, sabían perfectamente que abrir gavetas y levantar alfombras en el Consistorio de Aguere podría ser fatal en sus aspiraciones políticas. Se echó el cerrojo sobre La Laguna, a pesar de ese voto por el cambio, y para ello la dirección del PSOE canario impuso un pacto vergonzante, que aún se mantiene escondido bajo siete llaves, un pacto firmado por cargos políticos ajenos a nuestro municipio, dentro de una cascada que convierte a muchas instituciones en simples protectorados de los intereses estratégicos de sus dirigentes en Canarias.

En estos meses no hemos perdido tiempo en conspiraciones y nos hemos dedicado a la difícil tarea de tratar de gobernar desde la oposición, con propuestas, siguiendo de cerca la labor municipal y estudiando muchos asuntos, que en algún caso también trasladamos a las instancias judiciales necesarias. Hemos trabajado cohesionados pese a la diversidad de nuestro grupo y a pie de calle, de frente, sin concesiones.

La ruptura del pacto granadillero ha generado una intensa polvareda política, solo opacada por la grave crisis que vive el PSOE en el estado. Voces destacadas del partido socialista, como el señor Julio Cruz, no dudaron en lanzar titulares sobre la ruptura del pacto lagunero, el mismo que había apoyado con tanto ahínco antes y apenas una semana después de esas sonoras declaraciones volvía a defender. En estos días raro ha sido el momento en que algún vecino o vecina no se nos ha acercado a preguntar qué pasará en nuestro municipio o cuándo vendrá el cambio, una ilusión de transformación de la apatía política que vive el Ayuntamiento que no veíamos con tanta fuerza desde aquel mayo de 2015.

La Asamblea Ciudadana Lagunera nos marcó un rumbo hace tiempo, lograr un pacto de progreso serio, con un programa claro y centrado en las necesidades de las personas. Tenemos un borrador de acuerdo que se logró tras varias reuniones con responsables del PSOE lagunero, donde su actual portavoz local, Mónica Martín, jugó un papel fundamental. La ciudadanía sabe que el PSOE está valorando dar la libertad a sus concejales, algo que hasta ahora no tenían, en ese contexto, ¿dará el paso Mónica Martín y su equipo de tratar de lograr un acuerdo esperado por buena parte de las bases y simpatizantes de su partido?¿Será posible articular un Gobierno que acabe con la apatía que vive el actual equipo y resuelva propuestas pensadas para la ciudadanía?.

Mónica me parece una concejala responsable y trabajadora, que en este momento es fundamental para lograr el cambio deseado por miles de laguneros y laguneras. Unid@s se puede pone sobre la mesa la energía de una asamblea ciudadana y nuevas propuestas que ya en otros municipios con pactos de progreso están mejorando las condiciones de vida de las personas. Los cinco votos del PSOE son claves para mantener un Gobierno bajo la absoluta hegemonía de Coalición Canaria, más la ayuda constante del PP o para construir algo nuevo, que no tenga miedo a cuestionar un Plan General pensado para una minoría, a aplicar de verdad las cláusulas sociales en los contratos públicos, que no tema romper la red de amiguismo en las contrataciones, que aplique medidas como el IBI Social o la promoción de la puesta en uso de las más de 15.000 edificaciones vacías del municipio, que logre desatascar la participación ciudadana y facilite el acceso a las ayudas sociales. El PSOE puede seguir siendo muleta de lo viejo o la tercera pata de una alternativa, pero lo debe decidir pronto.

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