Sí se puede requiere que el Ayuntamiento de Valle Gran Rey aborde el alquiler vacacional en el municipio

Una moción al respecto fue aprobada en el pasado pleno de noviembre con los votos a favor de Sí se puede y Coalición Canaria y la abstención de ASG, pero la reciente sentencia del Tribunal Supremo sobre el decreto del Gobierno canario, debe impulsar una implicación decisiva del Ayuntamiento al respecto del alquiler vacacional

La asamblea local de Sí se puede en Valle Gran Rey requiere que el Ayuntamiento de Valle Gran Rey aborde el alquiler vacacional en el municipio, de acuerdo con una moción que presentó la formación en el pasado pleno de noviembre y que fue aprobada con los votos a favor de Sí se puede y Coalición Canaria y la abstención de ASG.

Ya sabemos el poco respeto que muestra el gobierno municipal a las mociones que se acuerdan, pero la reciente sentencia del Tribunal Supremo sobre el decreto del Gobierno canario, debe impulsar una implicación decisiva del Ayuntamiento al respecto del alquiler vacacional. La moción básicamente lo único que impulsa es que se sepa cuántas viviendas vacacionales hay en el municipio y que se empiece a trabajar para que este fenómeno se traduzca en el pago de impuestos ante los servicios que demanda” señala Sandra Ramos, portavoz de Sí se puede.

Desde la asamblea local se recuerda que, frente al modelo predominante en Canarias de un turismo masivo, en Valle Gran Rey se desarrolló otro modelo que permitió que la redistribución de los beneficios de las actividades turísticas fuera mucho más equilibrada y desconcentrada, al incorporar más población al acceso a los ingresos directos procedentes del turismo. “Gracias a ese modelo, este municipio salió del vagón de cola de desarrollo a nivel insular y se convirtió en el principal referente turístico de La Gomera” abunda la portavoz.

Aunque ese modelo fue puesto ya en jaque en el boom de la construcción de los primeros años del siglo XXI, donde las mismas autoridades municipales e insulares tenían previsto en este municipio la expansión de grandes hoteles (3 hoteles de 600 plazas cada uno en el frente marítimo) y la total ocupación del suelo de la zona baja por piche y cemento, el modelo turístico local ha pervivido hasta la actualidad.

A ese modelo, ahora se suma el surgimiento del alquiler vacacional y las viviendas turísticas. Aunque gran parte de las camas turísticas que se han reconocido bajo la figura de Vivienda Vacacional provienen de alojamientos turísticos que desarrollaba la actividad en una situación de “alegalidad”, se desconoce qué otra oferta se ha incorporado al mercado o se sigue incorporando a través de las plataformas on-line, compitiendo con la planta alojativa tradicional de Valle Gran Rey” explica Ramos.

Desde Sí se puede se considera que tampoco se sabe cómo va a afectar esto a la calidad del destino, ya que, justo cuando se empezaba a reflexionar sobre la necesidad de apostar por aumentar la calidad y diversificar la oferta turística de la Isla, ha irrumpido este fenómeno que ha incorporado y está incorporando en el municipio una planta alojativa que en ocasiones no puede asegurar un mínimo de calidad.

Para Ramos, queda claro que “el alquiler vacacional tiene sus luces y sus sombras, por lo que requiere una regulación muy restrictiva y detallada: es un modelo que puede darle continuidad y afianzar el modelo tradicional del turismo de Valle Gran Rey de reparto de los beneficios de las actividades turísticas, pero que también puede originar graves perjuicios. Se debe impulsar todo tipo de apoyos y facilidades para que esta democratización del turismo pueda consolidarse de manera regulada y aprovechar todo su potencial para el bien común, así como establecer un marco de gestión tributaria que permita ingresar más recursos a las arcas públicas y reinvertirlo en la sociedad”.

Desde Sí se puede se entiende necesario que el Ayuntamiento de Valle Gran Rey debe implicarse para que se establezca una normativa que prevea y evite casos de malas prácticas, de concentración de esta actividad en pocas manos, de masificación turística y de caos urbanístico, de deterioro ambiental, de pérdida de identidad cultural y desplazamiento de residentes.

A fin de no perjudicar el turismo en Valle Gran Rey en todas sus formas, encaminarnos a un turismo sostenible y de calidad, y salvaguardar los derechos de la población, en cuanto a poder residir en sus propios barrios, hay que tomar medidas, pero para ello, hay que conocer previamente la realidad” finaliza su intervención Ramos.

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