Mi primer espectáculo circense. Pablo Martín-Sosa Rodríguez.

Vengo del pleno ordinario del Ayuntamiento de El Rosario. Bueno, no, en realidad vengo de tomarme algo con el concejal de Alternativa Sí se puede en El Rosario una vez acabado el pleno, para constatar y quedarme tranquilo de que ha superado un pleno más sin tener que recurrir a un psiquiatra. Parece que sí, que sale incluso más contento que del anterior. Fidel, ¡eres mi héroe!
Reconozco que he pecado de pardillo (como siempre que uno es nuevo en algo) y que, a pesar de lo mucho que me habían contado, vengo asombrado e indignado de cómo ha discurrido la sesión. No acabo de entender cómo aguantan sobrios en la actividad política municipal como parte de la oposición el portavoz del Partido Popular, y sobre todo, los señores concejales de Iniciativa por El Rosario – Verdes, que llevan intentando ejercer esa oposición los últimos ocho años.
Somos nuevos y nuevas en esto y ya estamos empezando a convencernos de que nuestro objetivo: conseguir que otra manera de hacer política en democracia se instale en nuestro municipio, no va a poder ser alcanzado a través de nuestra representación política en el Consistorio. Y eso nos produce mucha intranquilidad por la responsabilidad de representar los intereses de más de 500 conciudadanos que nos prestaron su apoyo para poder estar ahí. A ellos va especialmente dirigido mi mensaje: seguiremos haciéndonos oír en la medida que se nos deje en la “Casa de todos y todas”, pero no vamos a abandonar nuestra forma de hacer política en la calle, junto a los vecinos y vecinas, y esta va a ser nuestra principal razón de ser, como ha sido siempre desde que nacimos como grupo en El Rosario.
Y lanzado este mensaje de tranquilidad a aquellas personas que esperan ver cuál va a ser nuestro comportamiento una vez que formamos parte del espectáculo que he sufrido esta mañana, les paso a confesar que en un Ayuntamiento como el de nuestro municipio, donde el grupo de gobierno tiene la mayoría absoluta desde hace tiempo inmemorial, es harto imposible hacer oposición. Porque hacer oposición no consiste sólo en exteriorizar nuestras pataletas ante las decisiones del grupo de gobierno. Cualquier componente de la oposición política de cualquier institución aspira a que su criterio sea si quiera tenido en cuenta para contribuir a la construcción de la política de esa institución. Si quiera aspira a que sus preguntas sean contestadas con rigor. Pero esto no ocurre cuando estamos luchando en un consistorio donde el grupo de gobierno tiene la mayoría absoluta, está más que acostumbrado a tenerla, y se maneja constantemente en el terreno de la prepotencia debido a este hecho.
Un grupo de gobierno que se ciñe estrictamente a la legalidad vigente para establecer la periodicidad de los plenos (uno cada dos meses), el número máximo de mociones y preguntas por concejal (una y dos respectivamente) y al protocolo de preguntas y respuestas durante las sesiones, ciñéndose a fórmulas de mínimos para evitar en lo posible la capacidad de hacer oposición, pero que luego excusa sus ilegales silencios administrativos ante peticiones de información de nuestro concejal por cuestiones de tiempo del funcionariado consistorial, o falta a su palabra dada durante las sesiones y justifica esta falta con las ausencias por vacaciones del personal del ayuntamiento (cuando en el mismo pleno es incapaz de reconocer que en la reciente reforma de la Constitución hubo nocturnidad y alevosía aprobando por la vía de urgencia cuestiones de suma importancia en pleno agosto, cuando la mitad de la población está de vacaciones).
En el fondo, el pleno ha sido un circo porque no ha valido para casi nada importante para el municipio y sus gentes. Y eso que hoy pudieron expresarse técnicos y vecinos que no son concejales debido a un problema con un muro en un edificio de Tabaiba Baja, aunque dicen “los viejos del lugar” que esto no es en absoluto costumbre. Será que el sonsonete de Sí Se Puede con el tema de la participación ciudadana está haciendo algo de mella aunque no quieran reconocerlo (y aunque hoy hayan vuelto a votar en contra de la creación de una Comisión Informativa para la Participación Ciudadana, a propuesta de Sí Se Puede).
Por lo demás, y dadas las circunstancias antes mencionadas, el pleno se puede resumir en los siguientes elementos:
• Una oposición que se come las uñas por no gritar fuera de su turno de palabra, o que a veces grita fuera de su turno de palabra porque ya le duelen los muñones.
• Un presidente (el alcalde) que hace de mero moderador figurante, y muy interesado, por cierto, cortando la discusión sobre cualquier tema cuando deja de serle favorable, olvidándose constantemente de pulsar el botón para que los concejales puedan hacer uso de la palabra, confundiendo el nombre de nuestro concejal y con ese rictus que tiene los últimos años que hace pensar que se nos va a quedar en cualquier momento (esto se llama sacarle el jugo a un personaje, desde luego. No hay manera de que el hombre se pueda retirar en paz).
• Un grupo de gobierno (el resto de miembros del mismo quitando a la portavoz) que hacen de mera comparsa sin abrir la boca durante toda la sesión (supongo que van para no dejar de cobrar la comisión pertinente, comisión a la que, dicho sea de paso, nuestro concejal ha renunciado desde el principio a favor de nuestro comité local).
• Una portavoz del grupo de gobierno que interviene en absolutamente todos los turnos de palabra del mismo, a la que el presidente le da la palabra siempre que la pide, que se dirige con tono amenazante, agresivo y prepotente a nuestro concejal en cada una de sus respuestas a las cuestiones planteadas por el mismo, y todavía con la desfachatez de tachar al concejal de Sí Se Puede de tener fijación personal con ella. La señora portavoz no se baja del burro ni una sola vez durante el pleno y siempre tiene algún informe técnico (técnicos pagados por el Ayuntamiento, claro) o alguna razón tan oculta como vana, o si no, un irse por las ramas que es de auténtica profesional.
Mientras tanto, nosotros y nosotras (con nuestro concejal al frente), vamos intentando aprender sobre las estrictas normas establecidas para los turnos de palabra (seguro que conforme a la ley, faltaba más), las peticiones de la misma, los escasos tiempos (también sujetos a normativa, por supuesto) de revisión de la documentación para los plenos, los vericuetos administrativos para ir dando largas a las peticiones de la oposición, etcétera.
En definitiva, vamos recuperándonos de la caída del guindo al que nos acabábamos de subir en mayo pasado al conseguir representación en la corporación, y al tiempo que constatamos que en este consistorio (al revés que en otros en los que también somos oposición, incluso algunos en los que el grupo de gobierno también conforma mayoría absoluta, y además del mismo partido, el PSOE) sólo estamos como mera comparsa del espectáculo circense que en él se produce, y que está muy lejos de ser ese foro donde la verdadera democracia vea su labor culminada. Nos volveremos una vez cada dos meses a casa tristes por haber hecho de comparsa una vez más, y sólo nos seguirá dando aire e ilusión nuestra labor diaria fuera de la institución en pro de los intereses de nuestros conciudadanos y conciudadanas. Como dice la portavoz del gobierno de El Rosario: “El tiempo pondrá a cada uno en su sitio”.

Miembro del Comité Local en El Rosario de Alternativa Sí se puede por Tenerife.

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