Pesca ilegal, no declarada y no reglamentada. Agustín Espinosa

El concepto de pesca ilegal puede, en ocasiones, resultar confuso, desafortunado o injusto. Muchas personas consideran que pescar es un derecho del ser humano simplemente por el hecho de vivir cerca del medio acuático, cerca del mar o de un río o de un lago.

Es extraño porque a prácticamente nadie se le ocurriría, estoy hablando de los países de nuestro entorno geográfico y/o cultural, que se puede ir a cazar al monte cuando uno quiera y como uno quiera pero con el medio acuático, más salvaje, indómito e inexplorado, esta cuestión es diferente.

En el caso de Canarias existe una amplia regulación pesquera tanto para la pesca profesional como la recreativa que regula desde las artes autorizadas, como las épocas de veda, las especies cuya captura está prohibida, la comercialización de los productos pesqueros, las normativas sanitarias, tallas mínimas, etc. (se puede consultar toda esta información en https://www.gobiernodecanarias.org/pesca/ )

En mi opinión esta regulación, que puede resultar complicada y espesa, es necesaria. El medio marino de Canarias, y sus recursos pesqueros, son de todas las personas que vivimos aquí y su disfrute se debe garantizar para todas ellas. Tanto las que actualmente vivimos como para las generaciones venideras. Sin regulación la explotación de estos recursos de forma incontrolada derivará, en poco tiempo, en la desaparición de los mismos. ¡Es increíble como funciona la avaricia humana¡ pero, por desgracia, es así.

La pesca ilegal, realizada por pescadores furtivos que venden sus capturas también de forma ilegal es un peligro desde muchos puntos de vista.

El primer peligro es el medioambiental, son personas que no cumplen ninguna normativa de tallas mínimas, ni de especies prohibidas (muchas veces en peligro de extinción), ni artes prohibidas. Están fuera de la ley y utilizan las artes, artilugios, y herramientas que consideren para capturar lo máximo posible (léase veneno, explosivos, mallas minúsculas, redes ilegales, etc.).

El siguiente es el sanitario. La comercialización de productos pesqueros legales conlleva un procedimiento de primera venta en las cofradías de pescadores y establecimientos autorizados que garantiza que, por ejemplo, las especies con posibilidad de contagiarnos con ciguatera estén controladas, el anisakis no esté presente en los productos comercializados o que, simplemente, se mantenga la cadena de frío desde la captura hasta la puesta en el mercado. Todos estos controles no existen en la pesca ilegal y recordamos los casos de intoxicaciones alimentarias en Canarias siempre por consumir productos pesqueros ilegales.

Y por último está, el daño social y económico que hacen a la pesca profesional, y tradicional de nuestras islas. La pesca ilegal resulta mucho más rentable que la profesional ya que utilizan artes ilegales para incrementar las capturas y no se respetan las vedas, no hay descartes ya que no se respetan las tallas mínimas y se cogen especies prohibidas normalmente escasas y con alto valor económico en el mercado negro. Todo esto les permite vender por debajo de los precios de mercado por lo qué, cuando un profesional quiere vender sus productos pesqueros, se encuentra con que los furtivos lo han vendido a un precio mucho más barato que el establecido con lo que imposibilitan la comercialización legal.

En definitiva, en mi opinión, la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada es peligrosa y dañina desde el punto de vista medioambiental, sanitario, social y económico. Debemos buscar los mecanismos que nos garanticen que, cuando compramos un producto pesquero, este sea legal, es decir capturado por profesionales del mar, y comercializado legalmente lo que implica que han pasado los controles higiénicos y sanitarios, que se respetan las tallas mínimas y las especies prohibidas y se utilizan artes legales. Hacerlo es bueno y seguro para los consumidores y también para el medio ambiente y el conjunto de la sociedad.

1 comentario
  1. Giovnni dice

    Totalmente de acuerdo,hacer las cosas ilegales es un mal manejo de nuestros recursos y se pone en peligro la continuidad de especies. Pero los profesionales que actúan desde su punto de legalidad y se sumergen en el furtivismo, Haciendo mal uso de los mismos recursos pesqueros que reclamamos para nuestras futuras generaciones. Ellos hacen más daño que las familias que deciden ir a cojer un par de peces para comer en su casa con su familia.

Los comentarios están cerrados.